El oro blanco ha conquistado el mundo de la joyería gracias a su sofisticación y brillo distintivo. Son cada vez más las personas que se decantan por esta aleación de oro blanco por encima de otro tipo de metales preciosos. Pero, ¿qué es exactamente el oro blanco y qué es lo que lo convierte en algo tan especial? A continuación, exploraremos en profundidad aspectos como las propiedades del oro blanco, así como sus características principales, su proceso de fabricación o su cuidado para que siempre pueda lucir radiante.
¿Qué es el oro blanco?
El oro blanco es una aleación que combina el oro amarillo con otro tipo de metales, como la plata, el paladio o el níquel. Por tanto, el oro blanco no es un metal puro. La combinación con esta clase de elementos es lo que le concede su característico color plateado y lo que también le otorga una durabilidad más prolongada.
Normalmente, el oro blanco con el que se comercializa en las joyerías es de 18 quilates. En otras palabras, se trata de una composición cuyo 75% es oro y cuyo 25% está conformado por diversos materiales adicionales. Dicha combinación permite que el oro blanco presente un aspecto moderno y elegante, aunque sin renunciar a su resistencia.
Es una opción considerablemente versátil para su utilización en cualquier clase de pieza, desde anillos y relojes hasta collares y pulseras.
Características del oro blanco
El aspecto es probablemente la cualidad más destacada del oro blanco. Su tono plateado y brillante lo convierte en una opción popular para resaltar la belleza de otras piedras preciosas, como puede ser un diamante. También sobresale su durabilidad en el tiempo, que es posible gracias a la utilización de metales resistentes a los arañazos o la corrosión.
El oro blanco está preparado para soportar el uso diario sin perder su esplendor. Además, sus propiedades hipoalergénicas son ideales para personas con piel sensible o con alergias a determinados tipos de metales.
Proceso de fabricación del oro blanco
La producción del oro blanco comienza con el proceso de minería del oro puro, que luego se mezcla con otros metales para formar la aleación. Este proceso de fabricación es muy importante, ya que define la calidad y determina las características principales del oro blanco. Cuando se ha generado esa aleación, las piezas se moldean para que los expertos joyeros puedan trabajar con ellas.
Un aspecto relevante en la fabricación del oro blanco es el proceso de rodiado. Tras la producción de la joya, es frecuente que en algunos casos tenga que someterse a un baño de rodiado, que es una capa delgada de rodio (un metal del grupo del platino). Este acabado no solo dota a la joya de un brillo adicional, sino que también actúa como barrera protectora frente a gran parte de los futuros daños.
Ventajas y desventajas del oro blanco
El oro blanco tiene sus ventajas, pero también sus desventajas. Entre las principales ventajas se encuentran su durabilidad, que lo convierte en una opción magnífica para el uso habitual, además de su estilo elegante, que se adapta a una extensa variedad de diseños. Adicionalmente, es un tipo de joya versátil, lo que lo convierte en una opción adecuada para todo tipo de piezas, tanto formales como informales.
En el otro costado, hay ciertas desventajas a considerar. En primer lugar, es posible que el oro blanco que contiene níquel pueda generar reacciones alérgicas en algunas personas. El rodiado también suele desgastarse con el tiempo, lo que significa que algunas joyas de oro blanco podrían necesitar un reacondicionamiento periódico para preservar su apariencia de forma óptima.
Al compararlo con otras variedades del oro, como el oro amarillo o el oro rosa, se aprecia que el oro blanco propone una estética más moderna y fresca. El oro amarillo es de un corte clásico y cálido, mientras que el oro rosa presenta un componente más romántico, pero el oro blanco aporta un aspecto elegante a la par que contemporáneo.
Cuidado y mantenimiento del oro blanco
El cuidado permanente de las joyas de oro blanco es fundamental para conservar su belleza. Se recomienda limpiar las piezas con regularidad, haciendo empleo de un paño suave para eliminar la suciedad y el sudor. Del mismo modo, es aconsejable conservar las joyas en un lugar seco y separado del resto para evitar rayones.
Para evitar el desgaste, se sugiere acudir a un joyero profesional que conozca los métodos que llevar a cabo para el mejor mantenimiento posible del oro blanco. Este servicio asegurará que tus piezas puedan mantener su brillo y apariencia originales.